martes, 27 de noviembre de 2007

Entre el sexo banal y sagrado

Hace algunos días, para ser más exacta, el día martes 20, se público en El Mercurio un artículo que hace referencia a las declaraciones de Monseñor Alejandro Goic, con respecto a la manera que se está enseñando en los colegios el uso de los preservativos (algo tan necesario en el mundo globalizado y actualizado que previene no sólo ante las enfermedades como el HIV, sino también protege para un embarazo no deseado). Pero a la Santa Iglesia Católica la información, la educación sexual le produce tal urticaria que no puede permanecer silenciosa...
Y allí salta uno de sus más altos representantes (no en vano fue reelegido como presidente de la Confederación Episcopal) para sostener (sin que se le arrugue ni un pliegue de la sotana) que se está banalizando (desde cuando se banaliza algo cuando con seriedad se enfrenta su enseñanza??) y festinando algo “tan sagrado y maravilloso como la sexualidad”. Estoy absolutamente de acuerdo que la sexualidad es una de las maravillas de la vida y que no hay nada comparable a un coito disfrutado en toda su amplitud. Pero de allí a decir que es algo sagrado, es como mucho. Quiere decir Monseñor que habría que persignarse y rezar algún Padre Nuestro o un Ave María antes de copular?... O que habría que pedir la bendición sacerdotal del órgano sexual para no caer en pecado. Por favor, criterios tan cavernarios y retrógrados no hacen sino poner en riesgo a los jóvenes ante una relación sexual no protegida o de un embarazo no deseado...Cuándo acabará esta nefasta presencia de la Iglesia, que al menos en nuestro país, ha servido sólo para castrar la sexualidad de los chilenos. No, es cierto que el ser humano no es sólo placer y sexualidad, es eso y mucho más...Pero hacer de la sexualidad un acto sagrado, creo que es una manera más de la Iglesia de mantener a sus rebaños con la cabeza gacha, y sometidos bajo el terror de cometer un pecado que niegue la entrada al Paraíso...Lo terrible es que Monseñor Goic, pertenece a los sectores más abiertos dentro de la Iglesia. Recordemos, por ejemplo, que su llamada a crear un sueldo ético, levantó polvareda en los sectores empresariales del país, lo mismo que su llamado a los católicos de la región a hacerse una autocrítica del por qué no están a la vanguardia de las reformas por la justicia social...Bueno, con una mirada más amplia habría que entender que sus comentarios de cómo debe hacerse la educación sexual hablan precisamente de su desconocimiento práctico... Vale decir de alguien que el sexo del otro sólo lo conoce (tal vez, ni siquiera eso) por referencia o por lo que su constreñido pensamiento sacerdotal le permite.

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