martes, 4 de diciembre de 2007

La silenciosa vigilancia

Poco a poco nos estamos convirtiendo silenciosamente y sin ninguna protesta en personas observadas, chequeadas y registradas...No, no estoy hablando de lo que puede ser el control policial, aduanero....Me refiero a las sutiles formas de control que están siendo implementadas en bancos, edificios... en fin, en todos aquellos lugares que se supone que uno llega como un desconocido.
La primera experiencia la tuve temprano en la mañana cuando fui a cambiar un cheque (pago esmirriado a un sueño) y luego de esperar mi turno en la larga fila que diferencia a los no clientes de los que sí tienen cuenta y que reciben un trato más presuroso, llegué finalmente a la ventanilla...Con una mirada desconfiada (siempre los cajeros le entregan la sensación a uno que se está presentando un documento, falso, robado, adulterado, etc.) fue chequeando todos los datos. Una mosca me dio a entender que al menos en el documento estaba todo en orden. De allí tuve que colocar la huella de mi pulgar derecho (por supuesto con la famosa tinta de tiempos pretéritos)...Pero allí no terminó todo...Faltaba la última incursión controladora... Mi carnet fue pasado bajo una máquina al tiempo que me pedían que colocase la yema del pulgar (derecho de nuevo) sobre una sofisticada maquinita...Cuando se hubo comprobado que mi huella en el carnet correspondía a la que revelaba la máquina, procedieron al pago del documento... Cómo amé mi dedo pulgar que me dio el pase a la legalidad.
La segunda experiencia del día fue más heavy. Como debía hacer cambio en la fecha de retorno a Suecia (todo ello como consecuencia de mi cambio de vida) tuve que dirigirme a las oficinas centrales de la compañía aérea. Estas quedan en un exclusivo lugar dentro de un exclusivo edificio. Por supuesto que a pesar de mi inocente, tranquila y seria apariencia, debí registrarme en el mesón de la entrada. Entregué mi carnet, dije al piso y oficina donde iba...El personaje detrás del mesón anotaba y anotaba, todos mis datos...Cuando yo ya pensé que mi documento sería devuelto, vino la parte culminante...”Mire hacia la cámara que debo tomarle una foto”, me dijo...Fue tal mi sorpresa que no reaccione y como idiota (con el perdón de ellos) puse mi mejor cara telivisiva y en un rápido accionar quedé registrada con mi bello y arrebatador rostro...
Bueno, seguí sin decir nada hasta recién ahora me he puesto en pensar en este hecho y varias preguntas me asaltan. ¿esta permitido fotografiar alegremente sin que uno dé una autorización? ¿A quien y para qué sirven esas fotos? ¿estamos en camino de ser registrados aún en nuestros más simples pasos?...realmente asusta el que se esté haciendo uso de estos métodos que violentan la integridad en aras de aumentar la seguridad pública...y el que nadie (como yo que torpemente callé) diga nada....

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