lunes, 3 de diciembre de 2007

El show de la Teletón

Este fin de semana los chilenos se olvidaron del Transantiago, de las disputas políticas, de la discusión del salario justo, de la falta de dinero para llegar al fin de mes, de los regalos de Navidad, y se convirtieron en espectadores/actores del mayor show del año: la Teletón. “27 horas de amor” se llamó esta jornada que tenía como meta recaudar más de 11 mil millones de pesos para mantener las instituciones que entregan asistencia a cientos de niños con algún tipo de limitación física. El territorio se convirtió en un gran escenario para recibir a todos los miembros de la amplia farándula nacional (políticos incluidos) que animaban y convocaban a hacer los depósitos para llegar a la meta. La televisión se llenaba de dramáticas historias que apelaban a los más íntimos sentimientos y que a muchos los arrastraba obligadamente hasta las cajas abiertas del Banco Chile. Se lloraba y se reía en un solo momento. Cualquiera que desde fuera hubiese presenciado este espectáculo hubiese concluido que los chilenos somos un país tremendamente solidarios, que sabemos reaccionar y sumarnos al dolor del otro. Pero, la cosa no es tan simple... La solidaridad, la generosidad, la comprensión del dolor del otro no se basa en un espectáculo anual...La solidaridad, el ser solidario, es un permanente estado de compromiso, de ayuda, de aceptación del otro... De aceptar al otro en su diversidad, en su diferencia y entregarle la misma posibilidad de desarrollo, de integración a la sociedad. Lo otro, el dar en un momento determinado es una ayuda, que en muchos casos sirve para expiar culpas, para sentirse, al menos por un momento, generosos y en coincidencia con el otro. No hay que engañarse con las pequeñas apariencias. Bien, por los cientos de niños que se ven beneficiados por la obra de la Teletón...Pero, evidentemente esa es una responsabilidad que nos corresponde permanentemente a todos como Estado, lo mismo que erradicar la indigencia, el permitir el acceso libre y sin costos a la salud y a la educación, a entregar viviendas dignas, el generar condiciones de trabajo humanas, en fin...Cuando en conjunto sepamos dar respuesta a las necesidades básicas del grueso de la población, entonces sí que nos podremos enorgullecer de nuestra solidaridad..

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